La última entrada en mi blog, recuerda un día tormentoso en la vida de alguien que se dedica a correr, decidí parar de entrenar para ver si mi lesión se curaba, además esto se convierte en un círculo vicioso: no corres porque no estas bien y no estas bien por que no corres, y esto no lo firma Forrest Gump, cuesta abajo y sin frenos.
Un día 24 de mayo, un amigo me dijo directamente: estas engordando y eso no te lo puedes permitir. Me llegó al alma y ese mismo día con todas las precauciones del mundo, calcé mis zapatillas, nuevas para la ocasión y me eché literalmente a la calle.
Hasta hoy vispera de mi reencuentro con una carrera, participar más que competir, esto es lo que yo mismo me digo para convencerme, pero parece que hay más de lo segundo que de lo primero, eso sí, compito contra mi, como siempre. Objetivo acabar, y eso debe ser lo que me mueva mañana en mi reencuentro con la carrera oficial, con la "etiqueta de correr" como bautizó en su momento Irene al dorsal.
Ya contaré lo que ocurra mañana y como me ha ido.